Ana se levanto un día para darse cuenta de que el tiempo había transcurrido más rápido de lo que ella imaginaba.
Hacía apenas un par de meses cuando se encontraba muy alegre, en el parque, saltando y bailando con sus amigos. Ahora le dolía el cuerpo cada vez que daba un paso.
No podía entender lo que sucedía, si es que algo había ocurrido. Pasó el resto del día pensando en lo triste que se sentía y lo que ahora debía de hacer.
Se encontraba muy metida en sus pensamientos, por lo que no alcanzó a percibir que un ave muy pequeña se acercaba volando hacia su ventana.
Había volado por los últimos tres meses. Tría un mensaje muy importante. Había tenido que atravesar lagos y parques, casas y lotes baldíos, terrenos y grandes edificios, hasta dar con el apartamento de Ana.
-Vuela tan rápido como puedas. No te detengas a pensarlo, que podría ser demasiado tarde- habían sido sus instrucciones.
Lo cierto es que en determinado momento, tuvo que decidir entre bordear un río o aventurarse a través de un bosque. Lo segundo le pareció muy tenebroso, por lo que optó por seguir el río, desgraciadamente, éste era mas largo de lo que imaginaba.
Pasaron dos largos meses antes de regresar al camino y, haciendo una pequeña pausa para beber y alimentarse, se enfiló al hogar de la bella Ana, para entregarle este mensaje tan importante.
Cuando llegó a la habitación de Ana, se plantó ante la inmensa ventana de cristal y, al no descubrir como entrar, comenzó a dar tremendos picotazos que Ana salió de su ensimismamiento y dirigió la mirada a tan extraño visitante.
Su cuarto era muy pequeño, pero muy ordenado. Tenía una gran ventana que ofrecía una hermosa mirada al parque y se divisaba, un poco más hacia el sur, un lago en donde la gente solía ir a pasear.
Le había parecido muy raro ver a un ave tan linda y tan pequeña haciendo esfuerzos por entrar, sin embargo, se dirigió hacia la ventana y la abrió sin pensarlo más.
Una vez estuvo abierta la ventana, el ave saltó dentro de la habitación y calló dando tumbos sobre la almohada. Tan pronto se hubo recuperado, juntó todo el aire que pudo y, con un grito seco y ahogado por el cansancio, dijo:
-¡Sal de la habitación!
Lo cierto es que ya era demasiado tarde.
Un mes atrás, una vieja bruja que odiaba a muerte a sus padres, había lanzado un tremendo conjuro contra su familia.
El padre de Ana murió al momento. Su madre dos días después. Ana pasó el último mes de su vida en cama.
El último de sus días recibió una extraña visita de un ave pequeña, quien le dio un mensaje que ella no comprendió. Poco después cayó al suelo, dando un último suspiro ante tan hermoso visitante.
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CUENTOS, LIBROS Y OTRAS ANÉCDOTAS
Comencé este blog en el 2005, a manera de entretenimiento. Al principio no sabía que es lo que quería escribir, pero pronto descubrí mi afición por las historias cortas. Un día, el primer “Cuento Fúnebre” vio la luz. Disfruté tras escribir cada cuento y me prometí que algún día escribiría un libro. Ahora es ese día.
Si te han gustado mis historias y reflexiones, te invito a conocer un nuevo sitio Web que he estado preparando. Uno en donde, además de continuar escribiendo mis cosas, comentaré mi progreso en los diferentes proyectos que me he propuesto.
eduardoferron.com
Cuentos fúnebres o cuentos trágicos, ese cuento fue algo fatalista, por lo menos disfruto de la presencia del ave.
ResponderBorrarMugre ave, le hubiera mandado un e-mail, un mensaje a su celular, o hubiera tenido... para cruzar por el lado tenebroso y así llegar más rápido...
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